La caravana fúnebre de un entierro electropop
Volvió Depeche Mode, pero la noticia no es como para que
sacudas el esqueleto de alegría. A pesar del título
sugerente que lleva este nuevo álbum (Excitador), los
integrantes del trío comandado por Martin Gore parecen
más bien muchachos tecnos melancólicos que miran el
pasado con desdén. Exciter reafirma el costado oscuro y
triste del grupo, delineado por ritmos lentos y
envolventes; el flamante material invita poco al baile
y, en cambio, transmite una sensación de languidez. Pero
el carisma de Depeche Mode se mantiene firme.
Con más de veinte años sobre sus espaldas, DM ha probado
(y ha logrado) casi todo. Cuando todavía se desestimaba
la música con sintetizadores, el grupo la estableció
como algo real y masivo. Depeche Mode hizo bailar a
varias generaciones con canciones que hoy aparecen como
indispensables en cualquier compilación que intente
resumir la década del 90; llenó estados, inclusive en
los Estados Unidos (aún hoy una proeza para cualquier
grupo inglés). Ahora va en busca de la permanencia.
Cinco años pasaron desde que el trío sobreviviente (Gore,
Dave Gahan y Andrew Fletcher) editó su último disco de
estudio. Ultra no fue más que un paso tímido y ligero
que solo algunos fans tomaron enserio. Después de ese
álbum fallido, y con el propósito de reavivar su
posición en el mercado, DM lanzó un grandes éxitos que
apoyó con una gira internacional. Liego de prestarle la
atención debida a Exciter, queda muy claro que el grupo
se siente mucho más cómodo cuando se apoya en su pasado
que cuando intenta afrontar nuevas búsquedas; buenos
burgueses de la electrónica, los Depeche Mode conocen
bien los sonidos y trucos que sirvieron para consolidar
su carrera. Ahora los dosifican con sabiduría a lo largo
de un disco cargado de ritmos que parecen acompañar la
caravana fúnebre de un sepelio electropop.
La singularidad que presenta el álbum es que, a pesar
del clima lúgubre que sugiere la mayoría de los temas,
en algunos pasajes Gahan pregunta si "sentiste un
poquito de amor" o si "te estiviste escondiendo del
amor, para traerte amor libre"; inclusive un
instrumental se titula "Lovetheme". Esa constante
alusión a lo amoroso establece un contraste entre el
sentimiento de agonía y tristeza que disparan los
sintetizadores y las letras del disco, que casi siempre
retratan emociones frescas cercanas a la felicidad.
(Tanto la música como la poesía son, curiosamente,
responsabilidad de una misma persona: Gore, una vez más
autor de todo el matrial.) Ese espíritu aparece en "Shine
On", "When The Body Speaks" y "Freelove". Pero hay
excepciones. En "I Feel Loved" la banda rescata su alma
fiestera, con un ritmo destinado a los bailarines de
movimientos elegantes. Y para quienes fueron seducidos
por la etapa más rocker de la banda, está "The Dead Of
the Night", una canción energética que parece una
version alternativa, sin guitarras, de "Personal Jesus",
con una letra digna de Sisters Of Mercy.
La primera estrofa del disco reza: "Mientras tus
huesudos dedos se cierran sobre mí, largos y delgados,
la Muerte se convierte en mí. Cielo, ¿no puedes ver lo
que veo?". Lo que vemos es que Depeche Mode aún puede
darse el lujo de recurrir a su talento para no quedar en
el olvido. Y que, a este ritmo, le costará el triple de
tiempo reunir temas para un futuro "grandes éxitos"...
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